Comparto nota que publicamos en La Verdad Obrera
Fecha: Jueves 5 de abril de 2012Por: Corriente Nacional 9 de Abril
Allí nuestra compañera Alicia Navarro Palacios, Secretaria de DD.HH. de Ademys planteó "a 5 años de aquel operativo criminal de la policía sobre la Ruta 22 en Neuquén donde, para desalojar un corte de la docencia neuquina que ni siquiera llegó a concretarse, fue asesinado. Son 5 años sin que aún se hayan investigado siquiera, las responsabilidades políticas provinciales y a nivel nacional de este crimen. La Causa Fuentealba II, donde se deben determinar precisamente estas responsabilidades, después de todos estos años de marchas y contramarchas, está totalmente parada. Seguimos exigiendo justicia, juicio y castigo a TODOS los responsables. ¡Carlos Fuentealba PRESENTE!"
Concluyó denunciando que "a 5 años del asesinato de Fuentealba, el Gobierno se vale de la represión contra los luchadores populares, sigue criminalizando la protesta social. Repudiamos que, justamente, un día como hoy, la Presidenta argumente en contra de la izquierda y los luchadores, que lo que buscan es un palazo o un tiro de la policía para decir que se reprimen las protestas sociales, y llamó a los jueces a poner todo el peso de la ley contra quienes salimos a luchar y manifestarnos. Denunciamos el Proyecto X y la Ley Antiterrorista, utilizada para perseguir la movilización antiminera y las luchas obreras y populares. Reclamamos el juicio y castigo a todos los responsables del asesinato de Mariano Ferreyra y a todos los responsables políticos y empresariales de la masacre de Once"
Jamás se debería hablar del asesinato de un hombre como de un símbolo, por mas que fuese ejemplar en una lógica del emblema, en una retórica de la bandera o del martirio. La vida de un hombre (Fuentealba o Ferreyra) será tan única como su muerte, será siempre más que un paradigma, será siempre otra cosa que un símbolo.
ResponderEliminarUtilizar una muerte, hacerla útil, volverla sirviente de una causa política es obsceno, (tan obsceno como el constante martilleo sobre el nombre de Néstor) Esos nombres nombran unas vidas que deben ser inolvidables pero no otra cosa. El nombre propio interviene cuando no sabemos, cuando falla la palabra, cuando falla la lengua. EL martirologio es el sintoma de una carencia.