
Comparto una columna que escribimos con la compañera y amiga Marilina, para La Verdad Obrera, semanario del PTS.
Macri y Cristina parecen estar en “sintonía fina” con respecto a la educación. El PRO avanza contra una gran conquista de los trabajadores y el pueblo: la educación pública, gratuita y laica: en la Ciudad el presupuesto para las privadas aumentó un 50% en tres años, mientras en la pública intentan cerrar cursos.Mientras ambos gobiernos responsabilizan del éxodo hacia las escuelas privadas a los docentes que sostenemos diariamente con nuestro trabajo y nuestra lucha a la educación pública, evitan hacerse cargo de que son ellos quienes la desfinancian y atacan. Cada peso que el Estado destina a la educación privada es en detrimento del presupuesto para la pública. Es más, en sus discursos las escuelas privadas son un modelo a seguir.
En las privadas trabajadores, padres y estudiantes somos sólo un número Lo que no dicen ni Macri ni CFK es que los millones que destinan a escuelas privadas son para el salario de docentes que se eligen, al igual que el alumnado, según “el perfil” del empresario o cura a cargo de la escuela. Allí trabajamos los mismos docentes que en las públicas, que también nos capacitamos fuera del horario escolar y tomamos dos o tres turnos para llegar a fin de mes. La diferencia es la precarización: no hay derecho a huelga, ni días de estudio, trabajamos incluso cuando nosotros o nuestros hijos estamos enfermos. Y para los estudiantes también: cuando una familia se atrasa en su cuota, no tienen pruritos en excluirla de actividades o incluso no renovarle la matrícula del año siguiente. Estas escuelas que discriminan de acuerdo al tamaño del bolsillo, además imparten contenidos religiosos que no todas las familias comparten y que no figuran en los diseños curriculares. ¡Y los pagamos todos con los subsidios!

¡No dan tregua a la escuela pública! ¡Debemos luchar para defenderla! Envalentonado por los discursos de CFK, Macri ordenó el cierre de 221 cursos de primaria, media y técnica. Max Gullmanelli, actual Director General de Educación Estatal de la gestión PRO e íntimo del padre Grassi, firmó el decreto.
Junto a la docencia y a los supervisores y directivos que no acatan esta medida están los padres y estudiantes de pie para enfrentar este ataque privatista. Porque no se trata sólo del legítimo reclamo de la estabilidad laboral docente: lo que está en juego es el derecho de miles de pibes a la educación en las mejores condiciones. Tenemos que impedir el cierre de estas 221 aulas. Hay experiencia: en 2009 y 2010 logramos con la lucha evitar que se cerraran cientos de grados y cargos. ¡Retomémosla! Desgraciadamente, nuestras conducciones sindicales poco hacen para enfrentar esta medida. Prefieren que pasen los ataques antes que tener que enfrentar a los gobiernos.
La educación pública preocupa al conjunto de la clase obrera y el pueblo pobre, por eso tenemos que coordinar, organizarnos y movilizarnos en su defensa. Hagamos una gran campaña contra la privatización y el ajuste. Vienen por nuestras conquistas, vamos a defenderlas. Peleemos por un sistema único de educación a nivel nacional, que garantice una educación pública laica, gratuita, científica, y al servicio de los intereses de los trabajadores y los sectores populares.
Virginia Pescarmona y Marilina Arias, docentes CABA
No hay comentarios:
Publicar un comentario